Ilustrando las 50 sombras: La sesión del 3 de junio (capítulo 25)
“Pero lo que domina la habitación es una cama. Es más grande que las de matrimonio, con dosel de cuatro postes tallado de estilo rococó. Parece de finales del siglo XIX- Debajo del dosel veo más cadenas y esposas relucientes. No hay ropa de cama… sólo un colchón cubierto de piel roja, y varios cojines de satén rojo en un extremo” (página 115)
“Estoy desnuda y atada con grilletes, despatarrada, en una enorme cama de cuatro postes” (página 251)
“Te voy a atar a la cama, Anastasia, pero primero te voy a vendar los ojos y no vas a poder oírme-Me enseña el iPod que lleva en la mano…” (página 512)
foto conseguida en Second Life |
“Despacio, me pone el antifaz, pasándome el elástico por la nuca. Ya no veo” (página 515)
“Es de ante, como un pequeño gato de nueve colas, pero más grueso y con pequeñas bolas de plástico en los extremos. –Es un látigo de tiras -dice Christian en voz baja y dulce.” (página 115)
“Tímidamente, alargo el brazo y rozo los largos flecos. Tiene muchas frondas largas, todas de suave ante con pequeñas cuentas en los extremos” (página 514)
“Luego, de golpe, un latigazo seco en el vientre…Y entonces me vuelve a azotar. Más fuerte… Me azota en la cadera, luego asciende con golpes rápidos por el vello púbico, sigue por los muslos, por la cara interna, sube de nuevo por las caderas… La excitación es casi insoportable. He entrado en una zona muy oscura, muy carnal” (páginas 516-17)
“Una sola voz angelical canta sin acompañamiento una nota larga y dulce, a la que se une de inmediato otra voz y luego más –madre mía, un coro celestial- cantando a capela un himnario antiquísimo” (página 516)
“¿Qué música era esa? –logro balbucear. Es el motete a cuarenta voces de Thomas Tallis titulado Spem in alium.” (página 519)